La mascara que guardo en las afueras de mi, abriga la sonrisa más sincera que pueda fabricar unos labios.
Cuántas veces se ha contado de la tristeza que abarca a los más alegres y bulliciosos. Un desequilibrio que a cualquiera nos puede tocar alguna vez. Podemos ver la alegría que rellena cuerpos y nos acostumbra a su estado natural.
Todos tenemos mascaras que nos cubren por necesidad y en ocasiones de no dejar ver aquello que no queremos enseñar.
Todos tenemos un poco de esas mascaras que dependen de la luz que le pongamos a nuestro entorno. Solo dejamos ver lo necesario, pero a veces nos medimos las consecuencias de nuestros actos más ocultos.
Mi mascara es increíblemente hermosa, de esas que te están regañando y tú te sonríes, poniendo una luz blanca a los rayos negruzco que te bombardean seguido. Muestras tu mejor mascara ante ti, como protección de tu entorno maligno.
Tu mejor mascara siempre está por venir, por ser creada, amasada y pintada nuevamente ante cada embate del huracán llamado vida.
Vamos forjando diferentes mascaras y tienen un lugar privilegiado en nuestro closet. Simplemente metemos la mano y sacamos una ese día. Los combinamos con los vestidos con los que salimos a la calle.
Vamos por la calle mirando otras máscaras, sin saber si son los verdaderos rostros a los que pertenecen o son impuestas como una necesidad de sobrevivir en este complicado mundo.
Usamos máscaras para no dejar ver nuestro propio ser y nos acostumbramos a ellas. Tenemos diferentes mascaras de acuerdo a la persona que se nos pone enfrente.
Lo más preocupante es ver una persona con una mascara de felicidad todo el tiempo, por experiencias pasadas sabemos que esto no es lo normal. Muchos con la mascara de felicidad han terminado con sus vidas, porque mantener esa sonrisa constante no resulta nada fácil.
A veces nos llevamos algunos chascos o pelones, personas con máscaras enfurruñadas resultan ser grandes personas, nos toca algo de tiempo reconocerlas como tales.
Nada más difícil de escoger que el rostro que llevaremos puesto el último día del camino.
Está es mi participación en el concurso Soloescribe # 11
Invitando a darse una vuelta por el tema: @numa26, @eliezerfloyd y @robotgirl2024.
ENGLISH VERSION
The mask that I keep on the outskirts of me shelters the most sincere smile that lips can make.
How many times has it been told about the sadness that encompasses the most joyful and boisterous. An imbalance that can affect any of us at some point. We can see the joy that fills bodies and accustoms us to their natural state.
We all have masks that cover us out of necessity and sometimes to prevent us from seeing what we do not want to show.
We all have a bit of those masks that depend on the light we put in our environment. We only let what is necessary be seen, but sometimes we measure the consequences of our most hidden actions.
My mask is incredibly beautiful, the kind that scolds you and you smile, putting a white light on the blackish rays that bombard you often. You show your best mask before you, as protection from your evil environment.
Your best mask is always yet to come, to be created, kneaded and painted again before each attack of the hurricane called life.
We are forging different masks and they have a privileged place in our closet. We just reach in and pull one out that day. We combine them with the dresses we go out with.
We walk down the street looking at other masks, not knowing if they are the real faces they belong to or if they are imposed as a necessity to survive in this complicated world.
We use masks to hide our own being and we get used to them. We have different masks according to the person who is in front of us.
The most worrying thing is seeing a person with a mask of happiness all the time, from past experiences we know that this is not normal. Many with the mask of happiness have ended their lives, because maintaining that constant smile is not easy at all.
Sometimes we are disappointed or upset, people with sulking masks turn out to be great people, it takes us some time to recognize them as such.
Nothing is more difficult to choose than the face we will wear on the last day of the journey.
This is my participation in the concurso Soloescribe # 11
Inviting you to take a look at the topic: @numa26, @eliezerfloyd and @robotgirl2024.